REPÍTEME LA HISTORIA

Cuando la exigencia historicista es muy exacerbada, como ocurre en nuestros tiempos, la historia del arte se carga de contenidos mítico-milenarios que llevan consigo mucho de metafísica y una especie de espiritualidad residual. Lo opuesto de esta completa afirmación de la historia del arte como una direccionalidad cósmico espiritual, es un acercamiento iconoclasta, algunas veces expresado en un primitivismo deliberado. En cierto sentido podemos encontrar en el arte contemporáneo intentos de desenrollar la tradición, de asomarse  al paraíso que antecede a la historia.

La forma más común de contenido que se desprende de la relación de la obra con la historia del arte está en el uso de alusiones y citas para afirmar una especial relación con alguna u otra obra o tradición de obras. La introducción de referencias de James McNeil Whistler a la pintura japonesa y las referencias cubistas al arte africano, son ejemplos de tal contenido, comentándose, en ambos casos, el encerramiento de la tradición occidental y sugiriendo códigos estéticos alternativos más allá de esta. El tipo de alusión más común ha sido a las obras más tempranas en una tradición propia. Este nivel de contenido es tan importante para nuestro momento presente que la presente muestra se edificó como un total ejemplo del mismo.